Te invitamos a conocer un poco más de Samhain y la razón para usar máscaras.
El fuego que protegía a los vivos
En los pueblos celtas, Samhain marcaba el fin del verano y el inicio del invierno.
Las familias apagaban los fuegos del hogar y encendían una gran hoguera comunal:
una llama que purificaba, resguardaba y renovaba la vida.
Alrededor de ella, los aldeanos se cubrían con pieles de ciervo, jabalí o toro.
No para asustar, sino para desaparecer ante los ojos de la sombra.
Cada máscara era un pacto.
Un puente con la naturaleza.
Una manera de decir: “soy parte de la creación, no su presa.”
Ronald Hutton, en The Stations of the Sun, describe cómo los antiguos se transformaban simbólicamente en animales guardianes.
No imitaban al bosque: se unían a él.
Esa noche, el disfraz era una oración y el fuego, su altar.
El camuflaje espiritual
El Samhain era un tránsito energético.
El velo entre mundos se adelgazaba y los vivos caminaban entre espíritus.
Las máscaras de animales funcionaban como un camuflaje espiritual.
Eran la inteligencia ritual de una humanidad que comprendía la dinámica invisible del universo: si te vuelves parte del bosque, el caos no puede verte.
En esa visión ancestral, el animal no era símbolo de miedo sino de alianza.
La piel, el cuerno, la garra o el plumaje eran lenguajes de respeto.
El fuego no servía para iluminar lo que asusta, sino para mantener viva la armonía entre mundos.
Cuando el símbolo se invierte
Con los siglos, la cultura moderna transformó la raíz en entretenimiento.
Las máscaras que antes guardaban el alma ahora reproducen el miedo.
Las luces que antes purificaban el umbral ahora celebran el desconcierto.
Y en esa inversión simbólica —silenciosa, pero profunda— se extravía el sentido.
El Halloween actual, con sus luces artificiales y sus risas inconscientes,
ya no protege: expone.
Al celebrar el horror, la humanidad olvida que el símbolo sin alma deja de proteger,
y que la intención detrás de un acto es la verdadera frontera energética entre la oscuridad y la claridad.
Lo que las tradiciones aún recuerdan
El uso de máscaras animales como protección era universal.
En los Alpes, los perchten usaban máscaras de cabra para custodiar los pasos de invierno.
En Mesoamérica, los sacerdotes mayas y mexicas se cubrían con pieles de jaguar o plumas de águila para encarnar la fuerza tutelar.
En los pueblos nórdicos, los berserkr vestían la piel del oso para invocar su coraje protector.
Distintos territorios, una misma memoria:
el animal como guardián, no como adorno.
El disfraz era una alianza con la vida, una afirmación del vínculo sagrado entre humano y naturaleza.
El espejo de nuestro tiempo
Hoy vivimos rodeados de símbolos vacíos.
Se repiten gestos antiguos sin su espíritu original, y el fuego interior se apaga lentamente.
Celebramos la oscuridad como entretenimiento sin entender que todo rito sin conciencia deja una puerta abierta.
No se trata de temer, sino de recordar.
Devolver a cada gesto su intención, a cada llama su propósito, a cada celebración su alma.
Cuando el fuego vuelve a encenderse con respeto, las sombras dejan de ser amenaza y regresan a su lugar: maestras del tránsito, guardianas del ciclo, parte del equilibrio divino.
Las máscaras ancestrales no eran una manera de ocultar el rostro,
eran una forma de honrar el alma.
Protegerse era también proteger el mundo.
Tal vez el desafío actual no sea resistir la oscuridad, sino recordar el fuego.
Encenderlo con conciencia.
Saber qué símbolos portamos, qué intenciones habitamos y qué luz entregamos al mundo.
Porque el fuego de Samhain sigue vivo.
Solo espera que alguien lo encienda desde adentro.




Fuentes y referencias
La tradición no es pasado. Es memoria viva que sostiene el sentido. Estas fuentes reúnen las raíces visibles y las invisibles de aquello que inspiró el texto.
Carmichael, A. (1900). Carmina Gadelica: Hymns and Incantations from the Highlands and Islands of Scotland. Edinburgh: T. & T. Clark.
Danaher, K. (1972). The Year in Ireland: Irish Calendar Customs. Dublin: Mercier Press.
Douglas, M. (1966). Purity and Danger: An Analysis of Concepts of Pollution and Taboo. London: Routledge.
Frazer, J. G. (1922). The Golden Bough: A Study in Magic and Religion. London: Macmillan.
Harvey, G. (2006). Animism: Respecting the Living World. New York: Columbia University Press.
Hutton, R. (1996). The Stations of the Sun: A History of the Ritual Year in Britain. Oxford: Oxford University Press.
MacCulloch, J. A. (1911). The Religion of the Ancient Celts. Edinburgh: T. & T. Clark.
Ó Hógáin, D. (1991). Myth, Legend & Romance: An Encyclopaedia of the Irish Folk Tradition. Dublin: Prentice Hall Press.
Pócs, É. (1999). Between the Living and the Dead: A Perspective on Witches and Seers in the Early Modern Age. Budapest: Central European University Press.
Santino, J. (1994). Halloween and Other Festivals of Death and Life. Knoxville: University of Tennessee Press.
Santino, J. (2002). Halloween: From Pagan Ritual to Party Night. Oxford: Oxford University Press.
Boston University. (2019). How Did Halloween Get Started? BU Today. Recuperado de
https://www.bu.edu/articles/2019/how-did-halloween-get-started/
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https://blogs.loc.gov/headlinesandheroes/2021/10/the-origins-of-halloween-traditions/
Folklore of Ireland Society. (1919–1950). Oral archives and rural testimonies on Samhain customs. Dublin: National Folklore Collection.
Consejo de Ancianos de la Nación Lakota. (1998–2010). Transmisiones orales sobre los portales de tránsito y el resguardo energético.
Nota editorial
Las fuentes seleccionadas combinan documentos académicos, recopilaciones etnográficas y registros orales de tradición viva. En conjunto, sostienen la visión del artículo: el fuego, las máscaras y los animales como símbolos universales de resguardo energético y equilibrio entre mundos.




