LA SABIDURÍA NO ES ACUMULACIÓN DE DATOS

¿infoxicación?

La incongruencia entre la era de la comunicación y la tecnología, donde a pesar de las herramientas para conectarnos, hay menos comunicación y conexión real entre las personas, se manifiesta en el uso excesivo de la tecnología y su impacto en la interacción social. 

Sabiduría relacional vs. inmediatez digital: ¿acceso o comprensión?

En esta época de inmediatez, se confunde con frecuencia el acceso a la información con la comprensión profunda del conocimiento. Lo primero está al alcance de todos, lo segundo exige tiempo, reflexión y relación.

Buscar una respuesta en internet es fácil. Basta con escribir una pregunta y en segundos aparecen millones de resultados. Pero… ¿cuánto de eso es realmente comprendido? ¿Cuánto es digerido, integrado y cuestionado desde la experiencia vivida?

LA ILUSIÓN DEL SABER INSTANTÁNEO
Estudios realizados por el World Economic Forum y la OECD han revelado que la sobreexposición a información sin filtros ni acompañamiento crítico ha contribuido al aumento de fenómenos como:

– La disminución del pensamiento crítico en jóvenes y adultos.

– El aumento de la desinformación y la superficialidad en el debate público.

– La dificultad para sostener conversaciones profundas sin interrupciones tecnológicas.

Según el informe Navigating the Future of Learning (WEF, 2020), el 74 % de las personas encuestadas en más de 35 países reportaron que la información les “llega en exceso” y que esto genera ansiedad, parálisis o apatía en lugar de conocimiento claro.

Este fenómeno, conocido como infoxicación, ha sido estudiado desde 1996, y hoy se considera una de las barreras más grandes para el desarrollo de sabiduría en la era digital.

Relación: el puente olvidado

En cambio, cuando una persona conversa con otra —especialmente con alguien mayor, con experiencia, con memoria— se activa otra dimensión del saber:

El contexto emocional que da sentido a los hechos.
La memoria afectiva que permite recordar lo que se vivió juntos.
La transmisión oral que conecta generaciones y culturas.

Los pueblos indígenas lo saben bien: el conocimiento no se acumula en libros, sino en vínculos, cantos, rituales, historias transmitidas al calor del fuego o al ritmo de las estaciones. Y no es solo el qué se sabe, sino el cómo se comparte.

En palabras de la filósofa brasileña Marilena Chaui, “la sabiduría no está en la acumulación de datos, sino en el ejercicio constante del juicio, la ética y la escucha”.

¿Qué hemos perdido al dejar de escuchar?

Una conversación con una abuela o un abuelo puede contener:

  • Un remedio que no está en Google.
  • Una historia que no está en Wikipedia.
  • Una recomendación humana que ninguna IA podría darte.

Perder esas voces es como apagar bibliotecas enteras sin darnos cuenta. Es renunciar al arte de aprender en relación: ese hilo sutil que une las preguntas de hoy con las respuestas de quienes ya caminaron el sendero.

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