Muy impactante el espejo y la profundidad con la que las palabras me describían a fondo. Incluso lo que no he compartido con nadie.
No esperaba encontrarme con algo tan exacto. Me sentí visto de una manera profunda y respetuosa. Había frases que describían partes de mí que nunca había logrado poner en palabras, y mucho menos compartido con alguien. La forma en la que el códice me mostró ciertos aspectos de mi vida —que yo siempre había sentido, pero no sabía cómo explicar— fue realmente conmovedora.
También hubo planteamientos que me hicieron detenerme… no para dudar, sino para considerar lo que jamás había contemplado, pero que tenía completo sentido. Es un espejo vivo. No solo refleja: también te abre posibilidades.
Sin duda, voy a poner en práctica varias de las sugerencias. Entiendo eso que dicen que no es un documento, y evidente entenderlo como camino.
Impresionada
En los códices de cada uno de mis tres hijos puedo reconocerlos de principio a fin, desde las capas superficiales hasta comprender a fondo actitudes que me tomaba personal, y malinterpretaba como falta de cariño, o fallas en la educación, porque no tenemos las herramientas o la visión para poder ver más alla de la superficie o de lo que sabemos válido. La consiencia que me dieron los códices me hubieren ahorrado muchos pesares, tristezas e incertidumbre, y a mis hijos lo que mi cambio de enfoque y poderlos comprender mejor seguro les hubiere quitado un gran peso de encima. Agradezco tenerlos, hubiera deseado haberlos encontrado antes.
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Requerido
